Tras la finalización de las inscripciones, el pasado viernes día 8, facilitamos a todos los inscritos e interesados la siguiente información:
Desde el 2 de diciembre de 2017 hasta el 18 de diciembre de 2018 va a tener lugar el Año Jubilar de la Esperanza, concedido por la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede por el sexto centenario fundacional de nuestra Hermandad. Desde que el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Sevilla proceda a abrir la Puerta Santa en la Capilla de los Marineros, todos aquellos fieles que acudan en peregrinación ante la Santísima Virgen podrán ganar la indulgencia plenaria.
Según indica la Penitencia Apostólica en el documento Indicaciones Generales sobre las Indulgencias, dado en San Pedro del Vaticano el 29 de enero de 2000, «La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos».
Esas condiciones son:
1.- La confesión sacramental: Hacer una confesión profunda. La confesión puede hacerse el mismo día que se quiere ganar la indulgencia o bien 8 días antes u 8 días después.
“Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones” (Lumen Gentium 11)
2.- La comunión eucarística: Esta debe llevarse a cabo el mismo día en que quiera ganarse la indulgencia, participando de la Sagrada Eucaristía.
“La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (Lumen Gentium 11).
“Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua” (Presbyterom ordinis 5)”.
3. Orar por las intenciones del Santo Padre: Se debe rezar un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria, ofreciendo nuestras oraciones por el Santo Padre y sus intenciones. Es aconsejable acompañar nuestra oración del Credo, símbolo de la Fe de la Iglesia que practicamos y como muestra de comunión con Ella.
“La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”(San Juan Damasceno, Expositio fidei, 68 *De fide orthodoxa 3, 24+