#XXVANIVERSARIO | 15 DE JUNIO. UN SUEÑO QUE HIZO HISTORIA.

#XXVANIVERSARIO | 15 DE JUNIO. UN SUEÑO QUE HIZO HISTORIA.

PARTE I: EL PROCESO DE LA CORONACIÓN CANÓNICA

 

La Coronación Canónica de Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad es el relato de la historia de un sueño, y un sueño que hizo historia. Un hito que quedó grabado para siempre en la historia de nuestra Hermandad y de nuestro pueblo.

Inmersos en la celebración del XXV Aniversario de la Coronación Canónica, los soleanos hemos emprendido un camino para, a través de la formación y la caridad, prepararnos interiormente para celebrar las bodas de plata de tan gloriosa efeméride. Y en recuerdo de aquel 15 de junio, cada día 15 se irán desgranando distintos aspectos de lo que la Coronación Canónica de Nuestra Señora significó y supuso.

Comenzamos esta nueva sección con el relato del proceso que llevó el sueño de coronar a la Virgen a ser una realidad, a ser el regalo de la Iglesia universal a la Santísima Virgen, que en Alcalá del Río es venerada bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad. Un relato somero de 8 años de la historia reciente de nuestra Hermandad que sirven tanto como homenaje a tantas personas que trabajaron por este sueño como de reconocimiento a la verdadera y profunda devoción que Alcalá del Río profesa a la Santísima Virgen de los Dolores en su Soledad.

El ‘Ritual de la Coronación de una imagen de Santa María Virgen’, promulgado por Su Santidad San Juan Pablo II en marzo de 1981, recoge que “solamente es oportuno coronar aquellas imágenes que, por la gran devoción de los fieles, gocen de cierta popularidad, de tal modo que el lugar donde se veneran haya llegado a ser la sede y como el centro de un genuino culto litúrgico y de activo apostolado cristiano”. Posteriormente, las normas de la Vicaría General del Arzobispado de Sevilla para regular la tramitación y la concesión de la coronación, aprobadas en 1990, se especifica que “el acto de la coronación canónica es como un reconocimiento y ratificación de la importancia de su devoción en la diócesis”. Había por tanto motivos más que justificados tanto en la antigüedad y valía de la imagen como en su secular devoción – siendo de forma ininterrumpida desde hace cinco siglos epicentro de la religiosidad alcalareña –, arraigada y extendida más allá de las fronteras alcalareñas.

En mayo de 1988 surge la idea de recoger oro para regalar una nueva corona a la Santísima Virgen. Presentada en Cabildo General Extraordinario el día 13 de dicho mes, se aprueba por unanimidad la propuesta. Cinco días después, el 18 de mayo se inicia la recogida de oro. El 1 de julio se aprueba el proyecto presentado por el taller de Seco Velasco y, apenas 2 meses después de iniciarse la recogida – el 5 de julio de 1988 – ya se han reunido 3 kilos y 328 gramos de oro.

El 6 de junio de 1988 se envía el primer escrito solicitando al Arzobispo de Sevilla la coronación canónica de Nuestra Señora, solicitud ratificada y reiterada nuevamente tras ser aprobada en Cabildo General en abril de 1989.

Con más de 3 kilos y 500 gramos de oro recogidos, y unos donativos totales de 2.122.649 pesetas – 12.757,38 euros – entregados por los hermanos y devotos, el 15 de septiembre, en la Función de los Dolores Gloriosos, el hermano mayor y la camarera – D. Manuel Montaño y Dña. Dolores Velasco, que la Virgen tenga a ambos en su gloria – ofrecen a Nuestra Señora la nueva corona de oro en nombre de todos los hermanos de la Soledad.

El 31 de enero de 1990 la Junta de Gobierno es recibida por el Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo, al que se le reitera la petición de la coronación canónica, adjuntándole un nuevo escrito y la relación de donantes como muestra de la profunda devoción que se le profesa a la Virgen. El 11 de noviembre de 1990 el Arzobispo llega a Alcalá del Río en visita pastoral. En la visita a nuestros Titulares en nuestra Capilla, y ante el comentario al respecto del Hermano Mayor y el Mayordomo, el Arzobispo indica que se puede ir desarrollando las normas diocesanas recientemente aprobadas para emprender el expediente para solicitar la coronación canónica.

El 12 de junio de 1992 se entrega al Arzobispo el expediente completo de la Coronación Canónica con todos los puntos requeridos por la normativa, junto con 7.199 firmas de particulares apoyado la solicitud y cientos de adhesiones de hermandades, instituciones y asociaciones de distinta tipología. Fueron necesarios dos maletines para contener toda la documentación. Tras recibir el expediente, el Arzobispo indica que el estudio y contestación no sería a corto plazo.

Entre tanto, la corona elaborada con el oro de todos los devotos permanecía guardada. En agosto de 1991 se trata en Cabildo la posibilidad de que la Virgen estrene la corona, quedando el tema pendiente de estudio. Tema que vuelve a tratarse en febrero de 1994 y que, por 90 votos a favor y 242 en contra, desestima que la corona sea estrenada antes de que la Virgen sea coronada.

La falta de respuesta a lo largo de los meses siguientes motivó distintas peticiones, reuniones y solicitudes de información al Arzobispado. Finalmente, el 1 de julio de 1995, el Vicario de la Zona Norte, D. Francisco Silva, comunica a la Junta de Gobierno reunida en el Salón Parroquial que el Arzobispo ha aprobado la Coronación Canónica de Nuestra Señora. Una noticia que corrió por el pueblo como la pólvora. El repique de la campana de San Gregorio convocó a los hermanos en la Capilla para confirmar que la Virgen sería coronada.

El 15 de septiembre, en la Función de los Dolores Gloriosos, y seis años después de ser presentada la corona, el párroco, Joaquín Reina, anuncia que la Virgen será coronada canónicamente el 15 de junio de 1996.

El intenso programa de actos con motivo de la Coronación Canónica dio comienzo con su presentación el 3 de noviembre. 8 intensos meses de formación, cultos, actividades culturales y, en definitiva, de preparación para el acto más extraordinario que pudo conocerse en nuestra localidad.

La Coronación Canónica de Nuestra Señora fue un regalo, sin duda, pero no fue fruto de la improvisación, del capricho o del antojo. Fue la constatación real, cierta, documental, de palabra y de hecho de que la Santísima Virgen de los Dolores en su Soledad es la auténtica y verdadera Reina de todo lo creado, Madre y Soberana de Alcalá del Río. Coronada por arraigo y devoción, por el tesón y la dedicación de una hermandad y un pueblo por Ella rendidos de amor.

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