#XXVANIVERSARIO | 15 DE JUNIO, UN SUEÑO QUE HIZO HISTORIA.

#XXVANIVERSARIO | 15 DE JUNIO, UN SUEÑO QUE HIZO HISTORIA.

PARTE V. UN PUEBLO ENGALANADO COMO NUNCA ANTES SE HABÍA VISTO

Nunca había vivido Alcalá del Río semejante acontecimiento. Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad iba a ser coronada canónicamente como reconocimiento a su antigüedad, su acendrada y extendida devoción – amplia geográfica e históricamente –, y por su condición de epicentro de la religiosidad popular desde el siglo XVI en esta villa. Por todo ello, la Iglesia la iba a coronar como Reina de Alcalá del Río.

Si la importancia del hecho era grande, más lo era el júbilo que desbordaban los soleanos y los devotos de la Virgen. Muchos fueron los preparativos en las semanas y meses previos a tan magno acontecimiento. Y muchos de los esfuerzos se dedicaron a un fin muy especial. Había que engalanar el pueblo como la ocasión requería. Un exorno extraordinario apropiado, festivo y elegante que, solo con su exhibición, reflejara la magnitud del acontecimiento histórico que Alcalá del Río se preparaba para vivir.

De una parte, las casas soleanas tenían que mostrar ese espíritu de fiesta y celebración que en ellas se vivía y de los que impregnó a los alcalareños la Coronación Canónica de la Virgen. Fue por ello que se acordó un formato unificado de colgadura, principalmente en tela adamascada, y en color rojo burdeos, adornadas con galones y flecos en color dorado.

El color – usado desde antiguo por nuestra Hermandad para revestir la Parroquia y la Capilla en nuestros cultos, del que se reviste también las paredes de nuestra Capilla en la de San Gregorio – evoca la solemnidad del culto y la liturgia, la pompa y el boato que se somete a ensalzar a Dios – ya que el rojo evoca la Pasión de Cristo por la sangre derramada –. Por todo el pueblo, las casas soleanas, así como muchos espacios públicos, lucieron colgaduras burdeos durante el mes de junio.

Desde ese momento y hasta la actualidad se adoptó y asentó la costumbre en nuestro pueblo de adornar balcones y ventanas con colgaduras, en idéntico formato que entonces y que los soleanos siguen exhibiendo desde la Bajada de la Virgen hasta el Domingo de la Divina Misericordia, en los aniversarios y durante los Dolores Gloriosos.

Del mismo modo, se elaboraron centenares de gallardetes para las farolas, distribuidos por todo el pueblo, en distintos tamaños y formatos, incluso serigrafiados con la corona de oro y el escudo de la Hermandad como emblemas. Del mismo modo, a modo de pendones de terciopelo, se confeccionaron para revestir las farolas de la plaza de España para el Solemne Pontifical.

El complemento perfecto para todo este exorno fueron los gallardetes con los que Sevilla se adornó para la boda de la Infanta Elena. En color carmesí, y en formato par ondeando en cada mástil, supusieron la culminación perfecta para la Laguna, las plazas de España y del Calvario.

Gallardetes, banderas, banderolas colgaduras y todo tipo de exornos, con el distintivo color rojo burdeos de nuestra hermandad, y que tanta elegancia estética dio y sigue dando a las calles y fachadas como símbolo de alegría y celebración.

La puesta de largo de este exorno extraordinario fue la Santa Misión, que llevó la presencia del Señor y la Santísima Virgen a aquellos lugares donde tanto se les quiere pero que nunca hasta ese momento habían visitado. Y no hubo balcón, fachada ni ventana que no luciera el mejor adorno posible para recibir a tan ilustres visitantes en peregrinación por su pueblo. Ya fueran colgaduras, cuadros con nuestros Titulares, mantones de manila o incluso colchas. No hubo quien no quisiera exornar su casa con lo mejor que tenía para recibir a la Virgen y al Señor. Nunca se vio el pueblo tan volcado en adornar cada rincón, cada esquina, cada calle del extenso itinerario.

Junto a toda esta decoración, para el 15 de junio se erigió en la plaza de España un soberbio altar efímero para el Solemne Pontifical, que hizo del pueblo, desde su centro neurálgico, una catedral en la que todos los alcalareños pudieron ser testigos del hecho que marcó ya para siempre la historia de la religiosidad en Alcalá del Río.

La torre mudéjar, la desaparecida fuente del Calvario, las farolas, las calles, las plazas, el edificio del Ayuntamiento… todo se vistió de fiesta para coronar canónicamente a la Virgen. Y para perfumar el pueblo a su paso, por primera vez en Alcalá del Río se esparció romero por las calles el itinerario de la procesión de traslado de la Virgen a la plaza. Una particular alfombra de romero, nunca antes vista en nuestras calles, que culminó el exorno extraordinario añadiendo un inédito perfume al discurrir de Nuestra Señora hasta el momento culmen de la historia cofradiera soleana y alcalareña.

Nunca antes Alcalá del Río se engalanó tanto y de tal forma a lo largo de su historia. Nuevamente, la Coronación Canónica de Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad sentó un precedente, un hito que difícilmente podrá ser superado. Nunca desde entonces el exorno extraordinario ha alcanzado tales cotas, ni antes ni después de la Coronación Canónica nuestro pueblo fue adornado como aquel 15 de junio de 1996. Un pueblo volcado en exaltar a Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad como su Reina, coronada en los cielos y en la Tierra por el amor y la devoción.

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